Acabo de leer las reacciones de la presidenta Michelle Bachellet, en cuanto a la retirada de los estudiantes secundarios del consejo asesor de educación. Y me encuentro con la sorpresa de que nuestra mandataria pone el acento en las siguientes palabras:

"en democracia se abren los espacios para que la gente participe y en democracia nadie es dueño de un tema"

Concuerdo plenamente con nuestra presidenta, en su política de inclusión, tanto de las mayorías como de las minorías. Pero tengo la intuición de que más allá de abrir espacios a la gente, promover la participación, etc. Existe un punto de la relación entre estudiantes, gobierno y ciudadanos, que aún no ha sido comprendido. No existe entre nosotros la constancia del aprendizaje en comunidad.
En otras palabras, lo cambiante del mundo, de las necesidades tanto de estudiantes como de los ciudadanos, se torna más vertiginosas, involucrando ésto mayores destrezas y flexibilidades(cambios) al momento de plantear ofertas. El aprendizaje en comunidad queda a un lado de la conversación país, no existe la menor pre-ocupación por instaurar el aprendizaje en comunidad. En nuestras relaciones de trabajo, educación, etc. Independiente del tipo de comunidades a la que se pertenezca, en la mayoría hay un sentido básico que últimamente se encuentra ausente.
Los seres humanos nos hemos constituido en comunidades, desde las clásicas aldeas, hasta llegar al día de hoy a las grandes metrópolis. Pero la construcción de comunidades, no es sinónimo de vivir agrupados físicamente, al contrario consiste en entablar relaciones con otros que no necesariamente tenemos siquiera que conocer o palpar físicamente, lo que implica compromisos y pedidos por ambas partes para mantener dichas relaciones. Y mientras esas relaciones no encuentren un punto en común, un “nodo”, que signifique consenso, las comunidades perduraran desarticuladas y sin mayores aprendizajes o hitos que los incentive a encarnar un sentido de pertenencia en común que compartir. En definitiva, Chile es una gran comunidad, subdividida, en ciudadanos, estudiantes, niños, etnias, etc. Donde el valor y desafío a cultivar posee directa relación con nuestra capacidad de constituir comunidades de aprendizaje que sean capaces de escucharse, y entender que Chile es una misma comunidad que constituimos todos aquellos que poseeos practicas similares y opuestas, objetivos y ambiciones. Donde aprender a amar la incertidumbre consiste en declarar que vivimos en un mundo cambiante y global en el cual todos tenemos objetivos distintos, pero una misma responsabilidad, encargarnos del país que somos.
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.: El poder de la Política: Una construcción de comunidades de aprendizaje.

jueves, diciembre 07, 2006

El poder de la Política: Una construcción de comunidades de aprendizaje.

Acabo de leer las reacciones de la presidenta Michelle Bachellet, en cuanto a la retirada de los estudiantes secundarios del consejo asesor de educación. Y me encuentro con la sorpresa de que nuestra mandataria pone el acento en las siguientes palabras:

"en democracia se abren los espacios para que la gente participe y en democracia nadie es dueño de un tema"

Concuerdo plenamente con nuestra presidenta, en su política de inclusión, tanto de las mayorías como de las minorías. Pero tengo la intuición de que más allá de abrir espacios a la gente, promover la participación, etc. Existe un punto de la relación entre estudiantes, gobierno y ciudadanos, que aún no ha sido comprendido. No existe entre nosotros la constancia del aprendizaje en comunidad.
En otras palabras, lo cambiante del mundo, de las necesidades tanto de estudiantes como de los ciudadanos, se torna más vertiginosas, involucrando ésto mayores destrezas y flexibilidades(cambios) al momento de plantear ofertas. El aprendizaje en comunidad queda a un lado de la conversación país, no existe la menor pre-ocupación por instaurar el aprendizaje en comunidad. En nuestras relaciones de trabajo, educación, etc. Independiente del tipo de comunidades a la que se pertenezca, en la mayoría hay un sentido básico que últimamente se encuentra ausente.
Los seres humanos nos hemos constituido en comunidades, desde las clásicas aldeas, hasta llegar al día de hoy a las grandes metrópolis. Pero la construcción de comunidades, no es sinónimo de vivir agrupados físicamente, al contrario consiste en entablar relaciones con otros que no necesariamente tenemos siquiera que conocer o palpar físicamente, lo que implica compromisos y pedidos por ambas partes para mantener dichas relaciones. Y mientras esas relaciones no encuentren un punto en común, un “nodo”, que signifique consenso, las comunidades perduraran desarticuladas y sin mayores aprendizajes o hitos que los incentive a encarnar un sentido de pertenencia en común que compartir. En definitiva, Chile es una gran comunidad, subdividida, en ciudadanos, estudiantes, niños, etnias, etc. Donde el valor y desafío a cultivar posee directa relación con nuestra capacidad de constituir comunidades de aprendizaje que sean capaces de escucharse, y entender que Chile es una misma comunidad que constituimos todos aquellos que poseeos practicas similares y opuestas, objetivos y ambiciones. Donde aprender a amar la incertidumbre consiste en declarar que vivimos en un mundo cambiante y global en el cual todos tenemos objetivos distintos, pero una misma responsabilidad, encargarnos del país que somos.