El día de ayer, revisando un par de periodicos nacionales, me encontre con esta interesante entrevista realizada a Jorge Insunza, en el diario la Nacion, a continuación se las copio, y los invito a revisarla.

"El clientelismo está contaminando a la Concertación”

El ex jefe de campaña de Flores hace un crudo análisis de la cooptación del Estado y de las lógicas de poder interno en los partidos basadas en otorgar favores y pegas. Dice que en el oficialismo se instaló una cultura cínica del poder y advierte que en el PPD ya se conjuró el peligro de que se taparan las cosas que han estado saliendo a la luz pública a raíz del escándalo de Chiledeportes.
Por Mirko Macari
Nación Domingo

“En algunos años más, probablemente se van a tomar un café y se van a reír de todo esto”, dice el diputado Jorge Insunza, aludiendo a Sergio Bitar y Fernando Flores. El presidente del PPD fue quien invitó a militar a su colectividad a este ex joven comunista, para quien el muro cayó antes que en la RDA. “Con Flores tengo una relación de varios años, lo conocí el ’98 cuando estaba montando el club de emprendedores y de ahí nos hicimos bien amigos. Cuando Fernando tomó la decisión de ser candidato a senador me pidió que fuera su jefe de campaña, así que me fui a instalar a la Primera Región”, cuenta. Abogado de 39 años, nunca ha ejercido la profesión, pues hasta que fue elegido diputado por San Miguel, Pedro Aguirre Cerda y Lo Espejo en 2005, trabajó como analista político, actividad en la que comenzó con su ex profesor en la UDP Francisco Javier Cuadra, inaugurando visionariamente el estilo de las oficinas “transversales”, que ha sido grito y plata durante la transición. “El Coke”, como le dicen sus amigos, es de los que creen que Flores y Bitar “tienen una tradición de amistad muy larga, muchos vínculos familiares, entre sus hijos también”, como para que la sangre llegue al río en esta cuasi guerra civil al interior del PPD.
–¿Y crees que la sangre va a llegar al río?

–Creo que es bueno que corra algo de sangre. Una herida está sana cuando sale un poco de sangre, y creo que hay transformaciones que no pueden hacerse sin costos. Estamos en un punto de inflexión porque hay un sentimiento entre la ciudadanía de que aquí hay un estilo que está haciendo crisis. Ya no se tolera este oscurantismo de las prácticas políticas tradicionales, y esto es parte de la transparencia, de la pérdida de jerarquías, del sentido de verdad que la gente está exigiendo en todos los planos. Esto es un fenómeno más global que lo puedes ver en la tevé, porque los realities tienen más sintonía que los programas formateados.

–Con Lagos todo fue subsumido bajo la omnipresencia de su personalidad, pero ahora se puede canalizar más nítidamente esa demanda. ¿Esa es tu tesis?

–Exactamente, la lógica de la transición ya se acabó para estas cosas. El concepto clave ha sido “bajarle el perfil” y después ver qué se hace, eso fue la esencia de la transición. Estos temas de corrupción fueron temas de campaña para mí, muchas veces le decía a la gente que no venía a hacer clientelismo, que no me pidieran máquinas de coser o camisetas.
–¿Muchos políticos sí las dan?

–Pero claro, el clientelismo está contaminando el alma de la Concertación. Entre un clientelismo de derecha y uno nuestro vamos a perder la batalla. El clientelismo establece una relación paternalista, de sumisión de la gente, no de dignidad de las personas, y evita esa labor pedagógica que la política tiene que tener sobre cuáles son los asuntos fundamentales del país que están en juego. Esta cultura clientelista está asociada a una cooptación del Estado; es decir, ponemos algunos funcionarios para que en esos espacios hagan política para nosotros, y esos nosotros son el partido, son una corriente, un lote. Ni siquiera es nosotros la Concertación o nosotros el país.

–¿Es el PPD el “pato de la boda” de una forma de hacer política extendida a todos los partidos?

–Estamos simbolizando eso por lo errores de nuestra gente. La imagen de este joven, Andrés Farias, escapando del tribunal con la capucha, es devastadora para nosotros. Pero quiero decir también que lo que enfrentamos cotidianamente es un clientelismo de derecha con financiamiento privado muy fuerte. Recuerdo haber hecho puerta a puerta en algunas poblaciones y una señora me decía:

“Yo voto por usted si me paga la cuenta de la luz, porque no tengo plata para pagarla”. Se regalan frazadas, mercaderías o, como me paso a mí en mi distrito, regalan anteojos sin

receta médica. La Fundación La Vaca de Lavín o la que tiene Pablo Longueira, ahora son para poder estructurar redes clientelistas a lo largo del país.

–Pero lo privado es de cada uno y el Estado es de todos. Esas son las reglas del juego y no se puede empatar.

–Tenemos que cuidar nuestra autoridad moral y evitar ese clientelismo desde el Estado. Pero también quiero decir que en las últimas semanas hemos visto un vuelco impresionante desde que aparecieron los datos de Piñera y de Lily Pérez en Publicam. La derecha empezó a callar la boca y lo único que hace son gestos agresivos y testimoniales.

LA AGENCIA DE EMPLEO

–¿Cómo calificas el clima en el PPD?

–Es claro que en el PPD se ha instalado una desconfianza y un quiebre en las relaciones humanas entre sus principales líderes. Es que así como hay clientelismo hacia la ciudadanía, también hay clientelismo interno. En las elecciones, la gente se alineaba bajo la pregunta de “¿cómo voy ahí?”. Se ha vivido adentro eso de “si estái conmigo, yo después te voy a promover a un cargo; si tú no estái conmigo, te amenazo en ese cargo”.

–¿Quién expresa mejor eso en el PPD?

–Francamente eso es transversal. Flores es el único que no lo ha hecho y ha pagado costos, porque se ha enfrentado a gente diciendo “no me pidan huevadas, porque yo estoy aquí para hacer política”, y eso provoca desilusión en alguna gente.

–Fernando Flores se mostró dispuesto a suspender su militancia, que es una figura que no existe. ¿Usted congelaría la suya?

–No quiero hacer eso. Mi decisión es que podamos dar esta pelea. Hay una reserva moral en el PPD que nos permite hacer la corrección, y creo conjuramos el peligro de tapar todo.

–¿Hubo un intento de tapar todo?

–Obvio que hubo un intento de dejar pasar las cosas, de que, bueno, esta crisis va a ser pasajera. Anda a saber tú si la Marlen Olivarí se cae de boca y se rompe los dientes y vamos a estar todos preocupados de la dentadura de la Marlen y, por lo tanto, Chiledeportes va a pasar al olvido.

–¿Eso fue lo que expresó Bitar cuando un día dice aquí llegamos hasta el final y al día siguiente respalda a Girardi?

–Ahí hubo una lógica perversa en el sentido de que si no apoyábamos a Girardi institucionalmente, la justicia o los medios de comunicación podían ensañarse con él.

–Pero la justicia no se ensaña, sólo es justa.

–El punto de referencia es que cuando Novoa enfrenta a la justicia toda la UDI va con él a tribunales a ser una presión política; cuando Juan Pablo Letelier enfrentó el caso coimas fue toda la directiva del PS a respaldarlo y con eso emitir una señal de fuerza política frente al caso. Entonces, hay una reacción natural de decir “bueno, ¿pero por qué eso no lo hacen conmigo?”. Eso, entendido como solidaridad, es legítimo; entendido como una presión política desde un partido, no lo es.

–Girardi dijo que había una operación política para aniquilarlo. ¿Esta es una pasada de cuenta de Flores y Schaulsohn?

–Creo que hay una desconfianza instalada que ha derivado en que ellos no crean en las personas de Girardi.

–¿Girardi está cosechando lo que sembró?

–En gran medida sí, porque Girardi en eso es simbólico. Ha tenido un estilo fiscalizador, denunciador, ha medido con vara dura y a veces sin preguntarle nada a nadie, sin derecho a defensa, entabla la acusación, y por lo tanto, esa misma vara se le ha devuelto. No tengo la menor duda también de que muchos poderes fácticos en el país deben estar mirando con una sonrisa todo lo que está ocurriendo; pero tampoco me gusta lo de las teorías conspirativas, porque deriva en eludir la responsabilidad. Al final son otros lo que cometieron errores, son otros los que están haciendo maquinaciones y, por lo mismo, la responsabilidad no está en ti, sino que en todos los demás.
–¿Y los casos denunciados son puntuales o es una cultura extendida?

–Es una cultura extendida, pero lo delicado es que se le da legitimidad. Uno de los riesgos de una cultura cínica es que transforma vicios en virtudes, la pillería pasa a ser habilidad, este tipo de gestión feudal de los cargos públicos pasa a ser capacidad de gestión política. Muchos ministros son sometidos a presiones bestiales por los parlamentarios para colocar gente suya en algunos lados, y eso se refleja en votaciones en que parlamentarios no votan algo a solicitud de un ministro, porque a su vez éste no le acogió alguna petición expresa.

–¿Quiénes son responsables de que se haya llegado a este estado de cosas?

–El clientelismo no es un fenómeno arraigado históricamente en las fuerzas de izquierda, esto tiene que ver con un cierto espíritu escéptico que se instaló en la Concertación durante la transición. –¿Se perdieron los ideales?

–No, la lógica de la razón de Estado tomada como una situación normal fue incubando una mentalidad muy cruda respecto del poder y de las lógicas del poder. Es un estilo con una mentalidad más escéptica que al final siempre se vuelve cínica, se dice: “Bueno, al final las cosas son así; por lo tanto, tengo que moverme en este esquema”. LND
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.: Jorge Insunza: Atisbos de un cambio secuencial

domingo, noviembre 12, 2006

Jorge Insunza: Atisbos de un cambio secuencial

El día de ayer, revisando un par de periodicos nacionales, me encontre con esta interesante entrevista realizada a Jorge Insunza, en el diario la Nacion, a continuación se las copio, y los invito a revisarla.

"El clientelismo está contaminando a la Concertación”

El ex jefe de campaña de Flores hace un crudo análisis de la cooptación del Estado y de las lógicas de poder interno en los partidos basadas en otorgar favores y pegas. Dice que en el oficialismo se instaló una cultura cínica del poder y advierte que en el PPD ya se conjuró el peligro de que se taparan las cosas que han estado saliendo a la luz pública a raíz del escándalo de Chiledeportes.
Por Mirko Macari
Nación Domingo

“En algunos años más, probablemente se van a tomar un café y se van a reír de todo esto”, dice el diputado Jorge Insunza, aludiendo a Sergio Bitar y Fernando Flores. El presidente del PPD fue quien invitó a militar a su colectividad a este ex joven comunista, para quien el muro cayó antes que en la RDA. “Con Flores tengo una relación de varios años, lo conocí el ’98 cuando estaba montando el club de emprendedores y de ahí nos hicimos bien amigos. Cuando Fernando tomó la decisión de ser candidato a senador me pidió que fuera su jefe de campaña, así que me fui a instalar a la Primera Región”, cuenta. Abogado de 39 años, nunca ha ejercido la profesión, pues hasta que fue elegido diputado por San Miguel, Pedro Aguirre Cerda y Lo Espejo en 2005, trabajó como analista político, actividad en la que comenzó con su ex profesor en la UDP Francisco Javier Cuadra, inaugurando visionariamente el estilo de las oficinas “transversales”, que ha sido grito y plata durante la transición. “El Coke”, como le dicen sus amigos, es de los que creen que Flores y Bitar “tienen una tradición de amistad muy larga, muchos vínculos familiares, entre sus hijos también”, como para que la sangre llegue al río en esta cuasi guerra civil al interior del PPD.
–¿Y crees que la sangre va a llegar al río?

–Creo que es bueno que corra algo de sangre. Una herida está sana cuando sale un poco de sangre, y creo que hay transformaciones que no pueden hacerse sin costos. Estamos en un punto de inflexión porque hay un sentimiento entre la ciudadanía de que aquí hay un estilo que está haciendo crisis. Ya no se tolera este oscurantismo de las prácticas políticas tradicionales, y esto es parte de la transparencia, de la pérdida de jerarquías, del sentido de verdad que la gente está exigiendo en todos los planos. Esto es un fenómeno más global que lo puedes ver en la tevé, porque los realities tienen más sintonía que los programas formateados.

–Con Lagos todo fue subsumido bajo la omnipresencia de su personalidad, pero ahora se puede canalizar más nítidamente esa demanda. ¿Esa es tu tesis?

–Exactamente, la lógica de la transición ya se acabó para estas cosas. El concepto clave ha sido “bajarle el perfil” y después ver qué se hace, eso fue la esencia de la transición. Estos temas de corrupción fueron temas de campaña para mí, muchas veces le decía a la gente que no venía a hacer clientelismo, que no me pidieran máquinas de coser o camisetas.
–¿Muchos políticos sí las dan?

–Pero claro, el clientelismo está contaminando el alma de la Concertación. Entre un clientelismo de derecha y uno nuestro vamos a perder la batalla. El clientelismo establece una relación paternalista, de sumisión de la gente, no de dignidad de las personas, y evita esa labor pedagógica que la política tiene que tener sobre cuáles son los asuntos fundamentales del país que están en juego. Esta cultura clientelista está asociada a una cooptación del Estado; es decir, ponemos algunos funcionarios para que en esos espacios hagan política para nosotros, y esos nosotros son el partido, son una corriente, un lote. Ni siquiera es nosotros la Concertación o nosotros el país.

–¿Es el PPD el “pato de la boda” de una forma de hacer política extendida a todos los partidos?

–Estamos simbolizando eso por lo errores de nuestra gente. La imagen de este joven, Andrés Farias, escapando del tribunal con la capucha, es devastadora para nosotros. Pero quiero decir también que lo que enfrentamos cotidianamente es un clientelismo de derecha con financiamiento privado muy fuerte. Recuerdo haber hecho puerta a puerta en algunas poblaciones y una señora me decía:

“Yo voto por usted si me paga la cuenta de la luz, porque no tengo plata para pagarla”. Se regalan frazadas, mercaderías o, como me paso a mí en mi distrito, regalan anteojos sin

receta médica. La Fundación La Vaca de Lavín o la que tiene Pablo Longueira, ahora son para poder estructurar redes clientelistas a lo largo del país.

–Pero lo privado es de cada uno y el Estado es de todos. Esas son las reglas del juego y no se puede empatar.

–Tenemos que cuidar nuestra autoridad moral y evitar ese clientelismo desde el Estado. Pero también quiero decir que en las últimas semanas hemos visto un vuelco impresionante desde que aparecieron los datos de Piñera y de Lily Pérez en Publicam. La derecha empezó a callar la boca y lo único que hace son gestos agresivos y testimoniales.

LA AGENCIA DE EMPLEO

–¿Cómo calificas el clima en el PPD?

–Es claro que en el PPD se ha instalado una desconfianza y un quiebre en las relaciones humanas entre sus principales líderes. Es que así como hay clientelismo hacia la ciudadanía, también hay clientelismo interno. En las elecciones, la gente se alineaba bajo la pregunta de “¿cómo voy ahí?”. Se ha vivido adentro eso de “si estái conmigo, yo después te voy a promover a un cargo; si tú no estái conmigo, te amenazo en ese cargo”.

–¿Quién expresa mejor eso en el PPD?

–Francamente eso es transversal. Flores es el único que no lo ha hecho y ha pagado costos, porque se ha enfrentado a gente diciendo “no me pidan huevadas, porque yo estoy aquí para hacer política”, y eso provoca desilusión en alguna gente.

–Fernando Flores se mostró dispuesto a suspender su militancia, que es una figura que no existe. ¿Usted congelaría la suya?

–No quiero hacer eso. Mi decisión es que podamos dar esta pelea. Hay una reserva moral en el PPD que nos permite hacer la corrección, y creo conjuramos el peligro de tapar todo.

–¿Hubo un intento de tapar todo?

–Obvio que hubo un intento de dejar pasar las cosas, de que, bueno, esta crisis va a ser pasajera. Anda a saber tú si la Marlen Olivarí se cae de boca y se rompe los dientes y vamos a estar todos preocupados de la dentadura de la Marlen y, por lo tanto, Chiledeportes va a pasar al olvido.

–¿Eso fue lo que expresó Bitar cuando un día dice aquí llegamos hasta el final y al día siguiente respalda a Girardi?

–Ahí hubo una lógica perversa en el sentido de que si no apoyábamos a Girardi institucionalmente, la justicia o los medios de comunicación podían ensañarse con él.

–Pero la justicia no se ensaña, sólo es justa.

–El punto de referencia es que cuando Novoa enfrenta a la justicia toda la UDI va con él a tribunales a ser una presión política; cuando Juan Pablo Letelier enfrentó el caso coimas fue toda la directiva del PS a respaldarlo y con eso emitir una señal de fuerza política frente al caso. Entonces, hay una reacción natural de decir “bueno, ¿pero por qué eso no lo hacen conmigo?”. Eso, entendido como solidaridad, es legítimo; entendido como una presión política desde un partido, no lo es.

–Girardi dijo que había una operación política para aniquilarlo. ¿Esta es una pasada de cuenta de Flores y Schaulsohn?

–Creo que hay una desconfianza instalada que ha derivado en que ellos no crean en las personas de Girardi.

–¿Girardi está cosechando lo que sembró?

–En gran medida sí, porque Girardi en eso es simbólico. Ha tenido un estilo fiscalizador, denunciador, ha medido con vara dura y a veces sin preguntarle nada a nadie, sin derecho a defensa, entabla la acusación, y por lo tanto, esa misma vara se le ha devuelto. No tengo la menor duda también de que muchos poderes fácticos en el país deben estar mirando con una sonrisa todo lo que está ocurriendo; pero tampoco me gusta lo de las teorías conspirativas, porque deriva en eludir la responsabilidad. Al final son otros lo que cometieron errores, son otros los que están haciendo maquinaciones y, por lo mismo, la responsabilidad no está en ti, sino que en todos los demás.
–¿Y los casos denunciados son puntuales o es una cultura extendida?

–Es una cultura extendida, pero lo delicado es que se le da legitimidad. Uno de los riesgos de una cultura cínica es que transforma vicios en virtudes, la pillería pasa a ser habilidad, este tipo de gestión feudal de los cargos públicos pasa a ser capacidad de gestión política. Muchos ministros son sometidos a presiones bestiales por los parlamentarios para colocar gente suya en algunos lados, y eso se refleja en votaciones en que parlamentarios no votan algo a solicitud de un ministro, porque a su vez éste no le acogió alguna petición expresa.

–¿Quiénes son responsables de que se haya llegado a este estado de cosas?

–El clientelismo no es un fenómeno arraigado históricamente en las fuerzas de izquierda, esto tiene que ver con un cierto espíritu escéptico que se instaló en la Concertación durante la transición. –¿Se perdieron los ideales?

–No, la lógica de la razón de Estado tomada como una situación normal fue incubando una mentalidad muy cruda respecto del poder y de las lógicas del poder. Es un estilo con una mentalidad más escéptica que al final siempre se vuelve cínica, se dice: “Bueno, al final las cosas son así; por lo tanto, tengo que moverme en este esquema”. LND